jueves, 19 de septiembre de 2013

Parches delictivos


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http://www.actualidadextereo.com/2013/02/parches-delictivos.html

Publicado el jueves 14 de febrero de 2013 en Actualidad Extéreo.

miércoles, 18 de septiembre de 2013

Siempre soy yo y mi otro yo, no es un juego de roles

¡Para ver el trabajo de Juliana Blanco haz click en el siguiente enlace!

http://www.actualidadextereo.com/2013/03/siempre-soy-yo-y-mi-otro-yo-no-es-un.html

Publicado el jueves 14 de marzo de 2013 en Actualidad Extéreo.

"La política es la razón de ser de las fuerzas que participan en el conflicto"

Por: Alejandra Romero

En el marco del actual proceso de paz, Rosemberg Pabón, ex comandante del M-19, participa activamente en conferencias. Busca compartir las experiencias del proceso de paz vivido por él y los demás desmovilizados en 1990.

La economía solidaria es uno de los aspectos que resalta Rosemberg Pabón para poner en marcha un postconflicto exitoso, acompañado de la conciencia que deben tener los desmovilizados para dejar absolutamente las armas.

Según Pabón, el Estado tiene que hacer un seguimiento estricto a los compromisos que se establezcan con las Farc, para que se desmovilicen en su totalidad los guerrilleros y no queden remanentes que sigan delinquiendo.

El Congreso consideró que es muy importante conocer dentro del proceso de paz actual la experiencia de los acuerdos positivos que hubo en los años 90, de  cientos de combatientes que vivieron ese proceso y pasaron a la vida civil, algunos de los cuales están desempeñándose en  cargos públicos. Por esa razón, el Congreso decidió llamarlos para que den su testimonio sobre los acuerdos alcanzados y el post-conflicto, ya que la experiencia más positiva en diálogos de paz ha sido la del M-19.

Además de Pabón, tambien participan Héctor Pineda, quien estuvo en la Asamblea Nacional Constituyente, Gloria Quiceno (ex M-19) y Álvaro Villarraga (ex EPL), entre otros, y están convocados para las próximas charlas Gustavo Petro,  Antonio Navarro, Vera Grave y Otty Patiño, exintegrantes del M-19.

En esta entrevista, Pabón reflexiona sobre el proceso de paz del Gobierno con las Farc, sus enemigos y la participación política de los guerrilleros, una vez se le ponga punto final a la guerra.

¿Cree que el actual proceso de paz se está adelantando de manera adecuada?

Hay voluntad de ambas partes, se estableció una agenda, invitaron a varios países para que sirvieran de garantes en el proceso, países que dan confianza a los negociadores, como Cuba, Venezuela, Noruega y Chile. Ahora, ambas partes han estado de acuerdo en buscar un mecanismo para que, a través de un consenso, los colombianos ratifiquen las decisiones. La forma de desarrollar el consenso aún no se sabe, quizás pueda ser mediante una Asamblea Nacional Constituyente o un referendo. Yo pienso que el proceso ha empezado bien, ya van casi seis meses, tiempo más que suficiente para que las partes fijaran los temas a tratar. En lo que no estoy de acuerdo es en que empiecen a tirar piedras desde muchas partes. Las Farc deben tener más cuidado en lanzar propuestas que se salen del acuerdo, impulsadas por especulaciones de los medios. Por ejemplo, la propuesta de Andrés París, vocero de las Farc, de reducir el Ejército. ¿Para qué tocar ese tema si no se ha concretado nada con el primer tema, que tiene que ver con el agro? Es bueno que se mantenga cierta confidencialidad en las conversaciones para que no se especule acerca de las decisiones que ni siquiera se han tomado. Por parte del Gobierno, Humberto de la Calle dice que en el proceso tenemos que unirnos todos, pero cómo va a ser posible esto si el Gobierno no se ha encargado de educar a la población en cuanto a la historia de los procesos de paz. Necesitamos que el presidente sea “líder”, pero no solo del Gobierno sino del Estado, que se reúna con la clase obrera, con las minorías y con los diferentes grupos sociales para que ponga en conocimiento de la gente de lo que se plantea en la mesa de negociación. Así la gente puede participar.

¿Cuál cree que sería el panorama si las Farc obtienen participación política tras este proceso?

La política es la razón de ser de las fuerzas que participan en el conflicto. Ellos se alzaron en armas por disenso frente a las políticas del momento, entonces es lógico que quieran obtener representación en el poder. En la mayoría de  paises donde se han hecho acuerdos de paz, los desmovilizados están en política. Por ejemplo, en América Latina, el movimiento sandinista se alzó en armas y llevó al poder a Daniel Ortega (en Nicaragua) y compañeros que perdieron la guerra, los tupamaros en Uruguay, tienen en la actualidad en el poder al presidente José Mujica.

En Colombia ha habido conflictos que no solo involucran a grupos alzados en armas. Por ejemplo, en la época  liberal conservadora, ocurrió la guerra entre partidos que desató la violencia en el país, donde el partido conservador resultó entre comillas vencedor, pero no se impuso. Laureano Gómez y Alberto Lleras Camargo se pusieron de acuerdo y se fueron para España a firmar un pacto  (Pacto de Benidorm) en 1956, que generó una tregua entre estos partidos para acabar con la guerra civil. En la actualidad hay liberales y conservadores a quienes se les olvida que en la década de los 50 murieron más de 300.000 personas, de ambas filiaciones políticas, y sin embargo, estos dos partidos siguen existiendo y participando activamente en política.

En los 90 no hubo vencedor, hicimos un acuerdo y pactamos una constitución, participando en la Asamblea Nacional Constituyente. Nos unimos por  la idea de cambiar la constitución del 86, dejando las armas y pensando en la colectividad.

Con la experiencia vivida por la UP ¿qué garantías debería dar el Gobierno a los desmovilizados para que no se repita la misma historia?

Ahí hubo fallas. Una fue que se creó el partido, pero algunos siguieron armados, secuestrando  y delinquiendo. Entonces los afectados decidieron atacar el lado más debil de los alzados en armas, su lado político.

¿Cuáles son los enemigos de la paz?

Cuando Belisario Betancur estuvo en el Gobierno se comprometió en serio con la paz. En 1982 creó una comisión de paz, y cuarenta personas de todas las tendencias políticas hacían parte de esta. En ese grupo estaban Noemí Sanín, Marcelo Torres  (actual alcalde de Magangué), Socorro Ramirez (periodista y docente de la Universidad Nacional), Gerardo Molina y Lleras, el ex presidente, entre otros. Los discursos del presidente eran humanistas, promulgaban que  la lucha debía ser contra el subdesarrollo (analfabetismo, desnutrición y pobreza). En esa época se empezó a hablar de que había enemigos “agazapados” de la paz (militarismo) y eran  empresarios, militares, partidos políticos y sectores de la banca. Su filosofía era que el “statu quo”permaneciera, ellos han sido desde siempre los enemigos y tienen influencia en muchos sectores.

¿Qué opina de que las Farc paguen cárcel?

Las Farc nacieron en 1964, llevan casi 50 años militando, pero ellos no han peleado solos. En el conflicto ha sufrido mucha gente tambien a manos del Ejército y del Gobierno indirectamete. Ha habido torturas, desapariciones y  ‘falsos positivos’ que no fueron responsabilidad de las Farc. Entonces, lo justo sería que ambas partes en el conflicto pagaran cárcel. No tiene sentido que las Farc decidan firmar la paz para ser encarcelados. Cuando firmamos la paz ya no somos enemigos. En nuestro caso la amnistia no fue total, hubo pruebas que incriminaron a compañeros en muertes de policias, narcotráfico y otros delítos, y ellos pagaron cárcel.

¿Cómo garantiza el Estado la no repetición?

En Colombia, desde 1810 ha habido 89 guerras y 88 procesos de paz, entonces, ¿cómo garantizamos que no vuelvan a existir guerras? La paz no se ha podido lograr con 88 procesos. Pienso que la manera de llegar a garantizarla sería con la promulgación absuluta de lo que se hizo en anteriores procesos de paz y de lo que se haga de ahora en adelante para que la poblacion (rural y urbana) sepa la historia de su país y no esté dispuesta a repetir lo negativo. La participación ciudadana es muy importante, es necesario que se pronuncie, pero la garantía no la debe dar solo el Estado, la debemos dar todos.

No elijamos clientelistas, no nos dejemos llevar por intereses particulares y participemos activamente para que no nos sigan manipulando. Recuerdo un  caso reciente. La gente por las redes sociales empezó a mostrar su descontento frente a la reforma a la justicia,  donde se empezaban a evidenciar trampas, y al Gobierno le tocó echarse para atrás. Entonces, la garantía la debemos dar nosotros también, creando veedurías y dejando el silencio.
Con lo anterior, quiero dar a entender que hay mecanismos pacíficos por los cuales nosotros podemos controlar lo que pasa en Colombia, sin necesidad de usar las armas.  Hay una frase muy famosa de Proudhon, un filósofo francés, que dice: “no es que haya hombres más grandes que otros, lo que pasa es que unos están arrodillados. Si nos paramos, todos somos iguales”.

¿Qué se necesita para el desarme de las Farc?

En la paz se necesita no solo la firma, también tiene que haber convicción de parte y parte. Las Farc tienen que hacer un trabajo exhaustivo  con sus 12.000 hombres, porque si no hacen un trabajo serio, pedagógico y de explicación, mañana 500 o 1.000 o 2.000 se olvidarán de los acuerdos y empezarán  a existir fracciones que prefieran dedicarse al narcotráfico o se unan a las Bacrim y así nunca vamos a salir del conflicto. Johan Galtung plantea: “rompamos el paradigma de que los buenos negocios son en donde ambas partes ganan el 50 por ciento, mejor que ambas ganen el 100 por ciento”.

Ahora, el Gobierno, en el proceso de reinsercion, también debe tener en cuenta a la población civil. Si el campesino, que siempre ha hecho el bien, ve que al ex guerrillero le dan más y mejores beneficios por haberse desmovilizado, posiblemente pensará que hubiera sido mejor haberse unido al conflicto para luego obtener más beneficios.

¿Cuál cree que es la mejor manera de reparar a las víctimas?

Se tienen que hacer proyectos colectivos. Aquí hay alrededor de 1.107 municipios, de los cuales más o menos 400 se encuentran en condiciones muy difíciles. Estos últimos viven con un presupuesto que se llama ingreso corriente de la Nación y no tienen recursos propios. Enseñémosles a trabajar, a que obtengan sus propios recursos. No hay que regalar dinero a la gente, hay que enseñarle a trabajar, a crear empresa y también se debe ingeniar la manera en que ellos puedan comercializar sus productos, esto es, un trabajo de tipo corporativo.
Aquí ahí zonas cooperativas que mucha gente no conoce. Fui director de Dansocial, que tenía que ver con la zona cooperativa, mutuales y fondos. En ese entonces, mientras trabajaba con la comunidad, me enteré de que en el sur de Santander había 52 municipios que hacían parte de una zona solidaria. Entonces, si alguien quería viajar, existía una agencia de viajes de una cooperativa. Si alguien se hospedaba en un hotel de la zona, el lugar hacía parte de una cooperativa;  el transporte era cooperativo también y todo el mundo vivía decentemente. Eso es lo que debe imitarse en todo el país, estas son cooperativas muy organizadas. Al conocer este modelo, le escribí al Gobierno sugiriendo que la economía solidaria puede ser una solución alternativa al postconflicto.

¿Cree que las bacrim pueden llegar a ser tan fuertes como para generar otra etapa de gran violencia en el país?

Es más facil combatir la delincuencia urbana porque ellos no se mueven por intereses políticos, sino por intereses individuales y en ese caso es más fácil llegar a acuerdos y es más fácil desintegrarlos. Entonces el proceso tiene que tener un orden, primero los diálogos de paz con las Farc, luego con el ELN y luego con las bacrim. Hay que llevar la educación y el empleo a los barrios, hay zonas en Bogotá, Medellín y Cali, entre otras, donde la gente no se puede mover luego de las 8:00 de la noche.


"Estoy dispuesto a defender incluso a quien sea culpable" Mario Iguarán

Por: Daniel Pérez Rubio

Mario Iguarán Arana, vallecaucano, de 52 años de edad, abogado externadista de profesión, es el  actual decano de la facultad de derecho de la Universidad Manuela Beltrán. Antes, fue fiscal general de la Nación, viceministro de Justicia y catedrático.
 
En esta entrevista, expresa su opinión sobre los diálogos de paz en La Habana, la administración del alcalde de Bogotá, Gustavo Petro, y cuenta su paso por la embajada de Colombia en Egipto. También habla sobre su experiencia en el caso Colmenares, pues es el defensor del joven Carlos Cárdenas.
 
¿Qué proyectos destaca durante su gestión como Fiscal General de la Nación?
Nos correspondió  la implementación del nuevo sistema penal acusatorio. Esto fue toda una revolución jurídica, era impensable en Colombia, pero para el 2005 nos correspondió la implementación en todo el territorio nacional. Igualmente, para ese mismo período, nos correspondió la implantación de un sistema de justicia transicional, que se llamó Justicia y Paz,  en aras de lograr no solo justicia, sino verdad y reparación.
 
¿Qué piensa usted de los diálogos de paz entre el gobierno del presidente Santos y las Farc?
Tiene muchas críticas que son válidas y son importantes porque permite también reflexionar. Le apostamos y respaldamos todas estas salidas negociadas de alguna manera, siempre y cuando existan unos mínimos de justicia y un máximo de verdad y de reparación para las víctimas. Obviamente un proceso de paz, en lo que tiene que ver con los mecanismos judiciales, no se puede lograr a través de la justicia ordinaria del proceso y las penas ordinarias. Solo se logra por medio de los procesos y las penas transicionales, donde hay que sacrificar unos mínimos de justicia. Si a esas penas mínimas o alternativas se le agrega un máximo de verdad y reparación, pues la gente como víctima se va a sentir conforme, entonces podremos hablar de justicia.
 
¿Está de acuerdo con que a los guerrilleros de las Farc se les reduzcan las sentencias?
Desde la óptica judicial  se reconoce que en Colombia hay un conflicto armado, incluso es importante decir que las Farc incurrieron en delitos o en conductas violatorias del Derecho Internacional Humanitario (DIH). No se puede decir que se violó el DIH sin reconocer que hay un conflicto armado. La idea es acabar con este. Si lo que queremos es la paz, la reconciliación, hay que sacrificar unos mínimos de justicia. Que se diga la verdad y las penas que sean alternativas. No es descabellado lo que decía el Fiscal General de la Nación en cuanto a que una pena alternativa o una de las tantas que se les puede imponer es por ejemplo que ellos procedan a adelantar el desminado del territorio.
 
¿Cree que este proceso de paz genera impunidad?
Estamos ante la impunidad total, pues no conocemos que se haya hablado de unos mínimos de justicia, cuando en el proceso de Justicia y Paz se habló de entrada que iban a estar privados de la libertad por ocho años.
Pero también hay que rescatar que tampoco le hemos escuchado al Gobierno ofrecer o prometer impunidad, lo que ha dicho es que están discutiendo, tienen una agenda y seguramente van a llegar a este punto. No puede salir el proceso de paz con impunidad absoluta. Eso no resiste un examen por parte de la comunidad internacional y no solo vamos a tener una crítica, una censura de la comunidad internacional, sino a las cortes internacionales. Lo importante para la justicia transicional es lograr el equilibrio entre justicia y paz para que usted no llegue al total sometimiento. La paz no puede llegar a la absoluta impunidad.
 
Cuando fue elegido fiscal general de la Nación, ¿qué apoyo obtuvo del expresidente Álvaro Uribe Vélez?
Me tocó tomar decisiones muy difíciles, muy duras, que de alguna manera afectaban el Gobierno. Me tocó judicializar, capturar, acusar y pedir condena para directores del DAS (Departamento Administrativo de Seguridad), el presidente del Senado, Mario Uribe, y tomar decisiones difíciles con lo que tiene que ver con los ‘falsos positivos’. Nunca se había tomado una decisión judicial sobre el particular y obviamente eso pudo haber afectado la relación. Doy fe del respeto del expresidente Uribe hacia la justicia y de su inclinación reverente al final ante las decisiones judiciales. Su capacidad de trabajo y sentido de pertenencia con este país lo volvía un aliado. Trabaje con él para combatir la criminalidad.
 
¿Qué recuerdo puede rescatar de su paso por la embajada de Egipto?
Fue un privilegio. Escriben de derecha a izquierda, su pensamiento es distinto al de nosotros, es fascinante,  es la cuna de la civilización. Me tocó un momento muy difícil, pero resultó un privilegio: viví la primavera árabe. Como colombianos hemos  tenido que convivir desafortunadamente con las bombas y la violencia. Sin embargo, debo reconocer que allá sentí físico y verdadero temor por lo brusca que fue la revolución. O una cosa es verla o leerla en algún medio y otra es vivirla, como la viví yo.
 
¿Por qué aceptó la defensa del joven Carlos Cárdenas implicado en el caso Colmenares? ¿qué le llamo la atención de este caso en particular?
Estoy dispuesto a defender incluso a alguien que sea culpable. Hoy tengo un caso donde las personas son culpables y lo que estoy buscando es cómo se puede recompensar de alguna manera a las víctimas y cómo se puede mostrar una circunstancias atenuantes de responsabilidad. No puedo aspirar a demostrar que es inocente cuando es culpable. Eso lo quiero dejar claro, no defiendo solo a inocentes. Cuando lo acepto, está el testigo José Wilmer Ayola, de ese testimonio deduje que era falso, enmendado, mentiroso, fue tan grosera la mentira que además de descartarlo lo judicializaron y lo capturaron.
 
¿Qué encontró durante la investigación?
 Según la investigación y el  juicio que se levantó por la muerte del joven Colmenares, mi convencimiento por lo que tengo y he conocido del proceso es que Carlos Cárdenas es inocente. En un comienzo no me atreví a decir si era un accidente porque no tenía los elementos para decirlo, pero lo que sí puedo decir es que Cárdenas, desde un principio por lo que él me manifestó y lo que encontré, es inocente. Para ese momento cuando acepto el caso solo había un testigo, ya ustedes vieron cómo la Fiscalía lo desechó y normalmente cuando un juez o un fiscal ve que un testigo no le sirve, lo deshecha.
 
¿Ha recibido algún tipo de amenaza por involucrarse en el caso?
Como fiscal general firmé la extradición de mucha gente e incluso como viceministro firmé la extradición de los Rodríguez Orejuela, libré orden de captura contra los hijos de los Rodríguez Orejuela, me metí en lo de los ‘falsos positivos’, en lo del DAS, y reabrí la investigación del Palacio de Justicia por desaparición. Ni siquiera como Fiscal recibí amenazas tan concretas, tan directas, como ahora con el caso del joven Colmenares. Entonces aquí hay algo de una oscuridad tal que es inexplicable.
 
¿Qué piensa de la administración del alcalde Gustavo Petro?
He tenido la oportunidad de acompañar al exgerente de la Empresa de Acueducto de Bogotá, Diego Bravo, con el tema de las basuras.  En ese acompañamiento, como un ciudadano más, concluyo que en la administración de Petro no hay corrupción (con en otras administraciones), pero lo que sí hay es una improvisación, subestiman mucho el conocimiento y no respetan la ley.
 
¿Qué consejo le daría al Fiscal Eduardo Montealegre?
Que no se vaya a desanimar en poner la Fiscalía a disposición del proceso de paz. Es importante que no se vaya a dejar mermar en sus intenciones por las críticas que le puedan hacer. Él tiene el deber de aportar al proceso de paz.

Tras la belleza de las piedras verdes- Paula Doria


Los mineros han terminado de almorzar. Están reposando bajo la sombra de un árbol. Su aspecto refleja su trabajo: cuerpos sudorosos manchados de tierra, brazos musculosos, espaldas anchas, algunos con una voluminosa panza. Visten camisetas, jeans, cascos con linternas potentes y botas pantaneras.
Andrés Acevedo, el encargado de elaborar la pólvora para hacer las detonaciones en el corte, es decir, los diferentes túneles que se hacen dentro de las minas, dice cansado “Este es el único trabajo en el que uno se puede hacer rico de un día para otro, por eso se vuelve una pasión. Si yo me hiciera millonario, compraría muchas cosas, montaría negocios, pero a los tres meses regresaría. Esto se vuelve un vicio. Es el embrujo verde”.

Andrés explica también que la minería es una actividad ilícita, “todo minero de por sí es ladrón, si uno hace plata es porque roba algo de las producciones. Generalmente los dueños no nos dan el porcentaje justo, de modo que los dueños también son ladrones porque ellos necesitan empleados necesitados para hacer este trabajo con la ilusión de que luego van a tener una recompensa”.

Me han ofrecido entrar al corte (¡qué suerte!). Dicen que es uno de los más fáciles. No hay que arrastrarse, tampoco la posibilidad de que mi cuerpo se quede estancado en los túneles y no me sentiré asfixiada, como muchos, cuando descienden más de veinte metros debajo de la tierra.

Alex, uno de los mineros me da las indicaciones. “Tome la linterna, será como sus ojos; póngase el casco, (¿la única medida de protección?) y camine despacio que ha salido mucha agua y es resbaloso”. Hay que subir una enramada con muchas piedras y lodo. Luego en medio de una montaña se puede ver la puerta del corte; ésta se abre lentamente y empezamos a caminar hacia la oscuridad.

Es un gran túnel, decorado por estalactitas y las piedras negras que se ven muy estables. Diez minutos después llegamos al lugar donde está la veta,  es una piedra grande de color blanco como el algodón y cristalina como el hielo, ubicada en la parte superior del túnel. Esta veta demás, es el indicio de que habrá esmeraldas.

¡Pun!  Golpean la roca  y  caen algunas piedras, “cuidado con los ojos una esquirla que le caiga y queda tuerta de por vida” me dice Clemente, otro de los mineros. ¡Pun¡ “mire es verdacho, está pintando, yo creo que en dos meses tenemos esmeralda pura”. ¡Pun! - ¿quiere intentar?- me dice Alex -  yo le presto mi picador – Bueno… El picador pesa al menos cuatro kilos. ¡Pun! ¡Pun! - Hágale con fuerza, le toca con las dos manos - replica Alex. ¡Pun! Solo piedras blancas con matices verdes pero estoy satisfecha.

***

Estoy en la zona donde se arroja la tierra que sobra de las diferentes minas, que además es el centro de comercio de esmeraldas. Los habitantes le llaman ‘La playa’. Es mágica. Es la única de la que brotan esmeraldas en el mundo. No hay agua, tan solo una quebrada que atraviesa cientos de metros de piedra color de la noche, no está rodeada de arena pero si de grandes arbustos; como escondida entre las montañas, como un lugar que guarda misterios.
A este sitio llegan cientos de personas diariamente a lavar tierra de las producciones de otros cortes de esmeraldas. Son las 4 de la tarde. Ya no hay mucha gente, pero aún está Abraham, un habitante del pueblo. Su sombrero le guarda del sol y el poncho que tiene colgado en el cuello le sirve para limpiar su sudor. Ha trabajado desde la una de la mañana y al igual que hace 20 días, no ha logrado encontrar nada.

-¿Cómo hace para sobrevivir mientras tanto? - ¿de camino al rancho me robo algo. Yuca, papa… lo que encuentre, a veces gallinas cuando están mal parqueadas. Lo hago porque me toca,- dice avergonzado - Pero no siempre se puede, hoy por ejemplo solo me comí un pan con agua antes de venirme… Mi mujer trabaja en unas fincas de vez en cuando. Ella se busca qué hacer,  es la que sostiene la casa mientras uno hace alguito.

Está también Yazmin Bonilla una mujer joven, pero que luce en gran manera escuálida. Su semblante y el de sus cuatro hijos revelan agotamiento. “Niños sigan mirando al piso” (quizá se encuentren una esmeralda).  Los más pequeños tienen entre 2 y 4 años y la mayor tiene 17.
“Nosotros venimos acá porque para ir a los cortes, toca hacer fila desde la noche anterior y solo dejan entrar a  20 de las 700 que van diariamente. Uno sabe que si saca algo es pura suerte porque la tierra que nos dejan lavar en los cortes privados ya ha sido lavada 3 veces antes. Además, la vez pasada otras mujeres me pegaron a mí y a otras viejas para que no hubiera competencia. El problema es que llevo días y no he sacado nada, estoy desesperada porque no sé qué darles a los chinos, ¿no tiene alguito que me dé?”.

***

Blanquita, la mujer que ayuda en mi casa con el oficio, nació en este lugar  hace 37 años, ha sido mi guía y mi acompañante en el recorrido. Comemos algo antes de regresar al pueblo mientras el sol se marcha como teniendo piedad de los cuerpos. La media luna se ve como la salida del túnel cuando las linternas están apagadas. Me pregunto si podremos devolvernos con tal oscuridad y las carreteras tan desafiantes.

Dos horas más tarde estamos en el hotel ‘El Castillo’. Definitivamente hay que tener mucha imaginación para verlo como un castillo. Las paredes están agrietadas, la pintura se ha desgastado, las lámparas empolvadas reflejan luz con dificultad, el piso no está nivelado, pero las camas son cómodas. El agua llega desde un pozo por mangueras, hay que bañarse en el patio. Pienso que es una suerte que solo seamos dos las huéspedes del hotel, Blanquita y yo. Luego de una ducha puedo descansar mientras se escucha de fondo los cantos congregacionales de la misa de las nueve.  

En la mañana aún se escuchan canciones dedicadas a la virgen. Es domingo y habrá servicios todo el día. En el parque está la iglesia católica, con la belleza arquitectónica y ostento que caracteriza a esos templos. En la plaza de mercado se puede ver a muchos que toman cerveza, otros, toman aguardiente mientras unos pocos venden lo que queda de la semana. Hay una mujer que cuenta tranquilamente lo que parece una gran cantidad de dinero. “En este pueblo nadie roba porque siempre hay alguien que está armado” me explica Blanquita.

Cerca de la tienda de esmeraldas están tres comerciantes que se ofrecen a darme una entrevista sin habérselas pedido, “sabemos que hay muchos periodistas en estos días por la producción de esmeraldas, ¿le damos una entrevista?”

Jaime Rueda, uno de los comerciantes cuenta que en el Amarillal, otra de las minas de Muzo, ha habido una importante producción de esmeraldas, la última fue de 1.500 millones de pesos y se espera que en la próxima semana se saque una mayor. Del comercio de la esmeralda viven 45.000 personas de pueblos de Boyacá y en el caso de Muzo unos 3.000  habitantes. “Lo injusto” dice Miguel González, otro comerciante, “es que los verdaderos dueños, los que nacieron en el pueblo no pueden aspirar a un cargo mayor que el de obreros, mientras que los gringos se quedan con la mayoría de la plata”. Sin embargo, dicen que la gente ahora tiene esperanzas de que con la muerte de Víctor Carranza haya más oportunidades de trabajo.

Muzo es un pueblo de contrastes. Al rededor del lujoso polideportivo privado del ex alcalde, se pueden ver pequeñas casas de lata.  A pesar de que en el pueblo se ve mucha pobreza, absolutamente todos los carros que hay son camperos o Toyotas pues son los únicos carros que aguantan las carreteras y en general ricos y pobres procuran conseguir al menos una moto.

El derroche también hace parte de la cultura. Cada dos puertas, hay una cantina o un billar y los prostíbulos abundan a las afueras del pueblo. Fredy Muñoz, un habitante del lugar, cuenta que “uno se hace cinco millones con una piedra, se compra una moto, un televisor, un equipo, hace fiesta y luego piensa que se va a enguacar al otro día, entonces pa’ qué ahorrar… mucha gente tiene esa ilusión, por eso los chinos no estudian tampoco, porque pa’ qué si se pueden hacer millonarios con una piedra”.

***

Adiela la esposa del señor que nos trajo a Muzo se ofrece a acompañarnos a Patio Bonito, uno de los barrios más segregados del pueblo. Mientras hacemos el recorrido me dice  casi acosándome “mire, mire tómeles fotos a esos niños, mire ese se ve más pobre,  mire las casas, mire cómo viven, tómeles fotos ¿si ve?, ¿usted puede creer que un pueblo que produce tanta plata da para que la gente viva así?. Mire, mire esa casa está más pobre que la anterior” (Adiela me hace sentir que hago un trabajo de porno-miseria. No tomaré las fotografías)

Rodolfo Forero, de 65 años y habitante de la zona me deja entrar en su casa. Es de tablas grises, techo de lata y la tierra como piso. Hay dos cuartos, una cocina con 3 cilindros de gas. Se ven pasear libremente 3 perros y varios pollos. Sus dos nietos, de 5 y 6 años, se bañan en el patio con una manguera.

Para Rodolfo el problema son los alcaldes “ellos se roban los subsidios, yo estoy inscrito a la Cruz roja, al Minuto de Dios, he pasado quejas, he ido a hablar con el alcalde pero nada. Recibo 100.000 pesos cada tres meses pero cuando esa plata llega ya la estoy debiendo”  Rodolfo dice también que el alcalde anterior se adueñó de la piscina olímpica y con los subsidios del gobierno que eran para la población, se construyó el polideportivo privado.

Luego Rodolfo, repite la historia que cuentan muchos  “los gringos se quedan con todo…” y habla de la riqueza de la agricultura “Boyacá es una tierra fértil y en Muzo se da cacao, yuca, papa, plátano y naranja; es una zona que puede ser ganadera, donde además se crían gallinas y patos, pero la gente se ocupa de la agricultura para no morirse de hambre, no para hacer negocio”. 

***

Ha terminado el recorrido. De Bogotá solo me separan 4 horas de trocha y 2 más de carreteras pavimentadas. Fue bueno estar allí para ver cómo Muzo fácilmente es una buena fotografía de Colombia: Pobreza, corrupción, explotación, falta de educación y en la misma cantidad, ilusión.